A veces, cuando cosas pasan, lo primero que pensamos es que no debería haber sido así. Que podría haber pasado de otra manera, nos culpamos varias veces a nosotros mismos por cosas que quizás no somos culpables y pensamos que podríamos haber hecho mil cosas para que las cosas no terminaran de la manera en la que terminaron, aunque fuera inevitable.
Por eso, cuando un ser querido muere, cuando se pierde algo realmente querido, cuando sufrimos cualquier derrota, se siente que todo se termina.
Y la verdad que no.
Eso también se puede considerar como el principio de algo nuevo. De una etapa nueva. De sentimientos nuevos, de una vida nueva.
Porque la 'grandeza' se alcanza cuando las cosas van por el peor camino posible, cuando querés mandar todo al reverendo carajo, cuando ya se le pierde el sentido a las cosas y no querés abrir más los ojos. No cuando todo va bien, sino cuando la vida te pone a prueba, cuando tenés un tremendo tropiezo, cuando te invaden sentimientos horribles o te decepcionan.
Porque solamente estando en lo más profundo del valle, puede saberse lo magnífico que es estar en la cima de la montaña.
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