domingo, 29 de julio de 2012

La crisis de crecer

Estoy en una etapa de mi vida en la que no me cuesta nada llorar. 
Veo fotos, me acuerdo de situaciones pasadas, leo lo que escribí hace no mucho tiempo en cuadernos, libros, hojas, blogs y esas cosas y me doy cuenta de que hubo un cambio grandísimo en mi vida. 
Me pone mal.
Otro ambiente, otro colegio, otra sensación de la vida. Otro 'look', otra manera de ver las cosas, de reaccionar, de pensar, de hablar. Otras situaciones, otras complicaciones, problemas. Otra música, otras personas en mi vida. Otros motivos para llorar, para reír. Otras maneras de diversión, otros pasatiempos. Le doy importancia a cosas diferentes. Viví cosas que antes no pensaba que iba a vivir. Decisiones difíciles, duras, complicadas, rápidas. Y todo muy junto. Casi tan rápido que muchas no tuve tiempo de pensarlas pero sentía que las tenía que tomar. 
Extraño un montón muchísimas cosas que no entiendo por qué no están ahora o no quiero acordarme o pensar en por qué no están.
Estoy muy susceptible a todo.
Me siento vacía, pero a la vez no confío en nadie.
Quiero llorar y voy a hacerlo.
Las crisis siempre llegan, inevitablemente, y sé que sin esta crisis no crecería y me quedaría estancada en mis limitaciones y miedos y qué se yo que más. Pero es una mierda.
Lo malo es que no lo puedo hablar con nadie por motivo X, pero a la vez tampoco encuentro alguien que pueda entenderme.
Qué se yo, no creo ser muy complicada.
Soy diferente. No mejor, pero distinta. 
Creo a veces que maduré más de lo que lo hacen varias de mi edad. 
No sé si es muy bueno. No sé tampoco si es malo. 
Pero muchas veces me molesta. 

La adolescencia tiene esos momentos de mierda que no se pueden evitar. Qué se yo...
Una cagada.




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